MUJERES DEL PAS QUIEREN A CUÉN DE
GOBERNADOR PARA SINALOA
AGENCIA
NOTIPAS. GUASAVE, SINALOA.- Los
derechos políticos de las mujeres son derechos humanos, así como el sufragio
para el género femenino, que la mitad de las candidaturas sean para mujeres y
más recientemente: la lucha por la paridad, son procesos estratégicos y
definitorios de la agenda pública del Partido Sinaloense, afirmó en reunión con
cientos de mujeres en Guasave, Sinaloa, el Presidente, líder y Diputado del
Partido Sinaloense, PAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien fue recibido con
mucho cariño por las presentes, quienes le manifestaron su total apoyo para ser
no sólo su candidato, sino llevarlo a la gubernatura de Sinaloa, en 2016.
Entusiasmado
y profundamente agradecido con las muestras de solidaridad, el Maestro Cuén dijo
que en el PAS no caben la demagogia ni la palabrería, porque ha sido el único
partido político en Sinaloa que le ha dado la mitad de las candidaturas a las
mujeres, sin que la ley lo obligara y además iban como titulares de
candidaturas, así que no eran de las llamadas candidaturas “Juanito”, ni de
caliéntame a silla mientras llega un varón, ni de relleno.
El
empoderamiento político de las mujeres, en Sinaloa afirmó Cuén, representa un
reto que deberá de ser superado mediante la creación de una agenda de género,
en común entre todos los partidos políticos, pero quien ha sido el que abre la
punta de lanza en esto es el Partido Sinaloense.
Se
trata del impulso a la participación política de las mujeres, sin distingo,
para terminar con una herencia de machismo, ante la falta de suficientes
espacios de participación femenina, así como de muchos más recursos para
programas de capacitación política para mujeres.
Microscopio Social.
Problemática de Sinaloa y perspectivas de la educación. Por Héctor Melesio Cuén
Ojeda.
En mi colaboración anterior, me comprometí a participarles los tópicos centrales del tema de educación abordado en una mesa redonda que organizó la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas (FEIyPP) de la Universidad Autónoma de Sinaloa, en el marco de un programa de festejos por su XIII aniversario. Con la presente aportación, cumplo dicho compromiso.
La política pública en educación se puede evaluar a partir de dos parámetros: cobertura y calidad educativa. México tiene dificultades en ambos parámetros. Analicemos el primero: la cobertura nacional en educación superior comprende los niveles de técnico superior universitario, licenciatura en educación básica, licenciatura universitaria y tecnológica y posgrado.
En el ciclo escolar 2013-2014, ingresó a la educación superior el 74.8% de los egresados de la educación media superior. En otras palabras, 25 de cada 100 jóvenes que egresaron de preparatoria ya no continuaron sus estudios profesionales.
La matrícula escolarizada y mixta, sin incluir el posgrado, para el mismo ciclo es de 3 millones 419 mil 391 estudiantes, lo que equivale al 29.4 % de la población entre 18 a 22 años. A ello agréguese 463 mil 234 estudiantes registrados en la modalidad no escolarizada. Con esta incorporación, la cobertura en educación superior se eleva a 33.7 por ciento. Es decir, 66 de cada 100 jóvenes entre 18 a 22 años no están estudiando una carrera profesional. Por lo anterior nos preguntamos, ¿qué están haciendo esos millones de jóvenes que son el presente y el futuro de nuestro país?
En Sinaloa, la matrícula que se cubre en educación superior en el ciclo 2013-2014 fue de 106,076, de esa cifra, 84,370 jóvenes se encuentran distribuidos en las siguientes instituciones: Universidad Autónoma de Sinaloa, que encabeza con 60,266 estudiantes; Universidad de Occidente, 8,671; Instituto Tecnológico de Culiacán, 4,819; Instituto Tecnológico de Los Mochis, 4,657; Universidad Pedagógica Nacional Unidad SEAD Los Mochis, 3,581; y Universidad Autónoma Indígena de México, 2,376. El resto se distribuye en instituciones que cubren matrícula inferior a 1,700 estudiantes.
Ahora bien, en el renglón de la inversión a la educación, tampoco nuestro país ha podido cumplir con las recomendaciones de organismos internacionales, como los de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre otros.
Además, de acuerdo con un estudio realizado por la Dirección de Servicios de Investigación y Análisis de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, para el año 2014 se han destinado: a la educación básica, 384,616.85 mdp (2.19 %); a la educación media superior, 84,302.74 mdp (0.48 %); a la educación superior, 109,822.62 mdp (0.62 % ); al posgrado, 7,040.44 mdp (0.04 %); a la educación para adultos, 4,411.6 mdp (0.03 %). En tanto que a otros servicios educativos se le han otorgado, 33,259.21 mdp (0.19 %) y para función pública, 360.76 mdp (0.002 %). Toda esta inversión suma únicamente el 3.552 % del PIB por lo cual, estamos por debajo de las recomendaciones de los organismos internacionales, como los que anteriormente mencionamos, las cuales señalan que los países que aspiran a tener un adecuado desarrollo social, económico y político, deben destinar a la educación de un 7 a un 8 % de su producto interno bruto.
El apoyo, desarrollo y resultados de las actividades científicas y tecnológicas de un país marcan el progreso del mismo, desafortunadamente en este aspecto, México también presenta problemas. La inversión para ciencia y tecnología es la más baja del bloque de países de la OCDE, con aproximadamente el 0.51% del PIB; cifra que casi no ha cambiado en los últimos 20 años, aunque hay la promesa que para el 2018 se alcanzará el 1% recomendado por la ONU.
Persisten los rezagos. De acuerdo con el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación 2014-2018, publicado por CONACyT, México tiene solamente 0.9 investigadores por cada 1000 integrantes de Población Económicamente Activa( PEA), mientras que los países competidores en el Tratado de Libre Comercio registran datos muy superiores, por ejemplo EUA tiene 9.1 y Canadá 10.7. En este apartado, la OCDE publica un promedio de 7.2 investigadores por cada 1000 habitantes de PEA.
En cuanto a número de artículos publicados, en el año 2012, México reportó 10,181, muy inferior a los 56,454 artículos que publicó Canadá; a los 355,072 de EUA; a los 50,482 de España y a los 35,042 de Brasil.
Aunado a esta situación, en el año 2012 en México se solicitaron 16,606 patentes, lo lamentable es que tan solo 1,292 (8.4%) fueron solicitantes mexicanos, mientras que 15,314 (91.6 %) fueron extranjeros.
En Sinaloa no andamos mejor que lo que sucede a nivel nacional. En el Presupuesto de Egresos 2014, se aprobó solamente la cantidad de 180, 104,593 pesos para el rubro de ciencia y tecnología, lo que representa el 0.05 % del PIB estatal, o visto de otra forma, el 0.45% del presupuesto estatal 2014.
El panorama que se presenta actualmente en nuestro estado no es alentador: más de 700 mil sinaloenses están en rezago educativo; alrededor de 100 mil no saben leer ni escribir; casi 300 mil no terminaron la primaria y aproximadamente 400 mil no terminaron la secundaria.
Sin duda se requiere tener indicadores más fuertes en el área de educación, pues competimos con países más preparados en este aspecto. Por ejemplo, México tiene un promedio de escolaridad de 9 años, según datos de la SEP, mientras que los países que participan en el Tratado del Libre Comercio - Estados Unidos y Canadá-, tienen un promedio de escolaridad superior al de 13 años. Estas cifras nos obligan a analizar sus fortalezas y a subsanar nuestras carencias.
México acaba de aprobar una reforma educativa, ahora falta concretarla y ése es el principal reto que debemos afrontar en este momento, a pesar de las serias dificultades que se presentan. El centro de interés de esta reciente ley aprobada fue la calidad educativa, sin embargo, para que sea una realidad, es necesario resolver los problemas que se viven actualmente en el contexto nacional y asumir la educación como una política prioritaria para asegurar el progreso económico, científico y cultural, pues un país sin educación no tiene futuro.
En mi colaboración anterior, me comprometí a participarles los tópicos centrales del tema de educación abordado en una mesa redonda que organizó la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas (FEIyPP) de la Universidad Autónoma de Sinaloa, en el marco de un programa de festejos por su XIII aniversario. Con la presente aportación, cumplo dicho compromiso.
La política pública en educación se puede evaluar a partir de dos parámetros: cobertura y calidad educativa. México tiene dificultades en ambos parámetros. Analicemos el primero: la cobertura nacional en educación superior comprende los niveles de técnico superior universitario, licenciatura en educación básica, licenciatura universitaria y tecnológica y posgrado.
En el ciclo escolar 2013-2014, ingresó a la educación superior el 74.8% de los egresados de la educación media superior. En otras palabras, 25 de cada 100 jóvenes que egresaron de preparatoria ya no continuaron sus estudios profesionales.
La matrícula escolarizada y mixta, sin incluir el posgrado, para el mismo ciclo es de 3 millones 419 mil 391 estudiantes, lo que equivale al 29.4 % de la población entre 18 a 22 años. A ello agréguese 463 mil 234 estudiantes registrados en la modalidad no escolarizada. Con esta incorporación, la cobertura en educación superior se eleva a 33.7 por ciento. Es decir, 66 de cada 100 jóvenes entre 18 a 22 años no están estudiando una carrera profesional. Por lo anterior nos preguntamos, ¿qué están haciendo esos millones de jóvenes que son el presente y el futuro de nuestro país?
En Sinaloa, la matrícula que se cubre en educación superior en el ciclo 2013-2014 fue de 106,076, de esa cifra, 84,370 jóvenes se encuentran distribuidos en las siguientes instituciones: Universidad Autónoma de Sinaloa, que encabeza con 60,266 estudiantes; Universidad de Occidente, 8,671; Instituto Tecnológico de Culiacán, 4,819; Instituto Tecnológico de Los Mochis, 4,657; Universidad Pedagógica Nacional Unidad SEAD Los Mochis, 3,581; y Universidad Autónoma Indígena de México, 2,376. El resto se distribuye en instituciones que cubren matrícula inferior a 1,700 estudiantes.
Ahora bien, en el renglón de la inversión a la educación, tampoco nuestro país ha podido cumplir con las recomendaciones de organismos internacionales, como los de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre otros.
Además, de acuerdo con un estudio realizado por la Dirección de Servicios de Investigación y Análisis de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, para el año 2014 se han destinado: a la educación básica, 384,616.85 mdp (2.19 %); a la educación media superior, 84,302.74 mdp (0.48 %); a la educación superior, 109,822.62 mdp (0.62 % ); al posgrado, 7,040.44 mdp (0.04 %); a la educación para adultos, 4,411.6 mdp (0.03 %). En tanto que a otros servicios educativos se le han otorgado, 33,259.21 mdp (0.19 %) y para función pública, 360.76 mdp (0.002 %). Toda esta inversión suma únicamente el 3.552 % del PIB por lo cual, estamos por debajo de las recomendaciones de los organismos internacionales, como los que anteriormente mencionamos, las cuales señalan que los países que aspiran a tener un adecuado desarrollo social, económico y político, deben destinar a la educación de un 7 a un 8 % de su producto interno bruto.
El apoyo, desarrollo y resultados de las actividades científicas y tecnológicas de un país marcan el progreso del mismo, desafortunadamente en este aspecto, México también presenta problemas. La inversión para ciencia y tecnología es la más baja del bloque de países de la OCDE, con aproximadamente el 0.51% del PIB; cifra que casi no ha cambiado en los últimos 20 años, aunque hay la promesa que para el 2018 se alcanzará el 1% recomendado por la ONU.
Persisten los rezagos. De acuerdo con el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación 2014-2018, publicado por CONACyT, México tiene solamente 0.9 investigadores por cada 1000 integrantes de Población Económicamente Activa( PEA), mientras que los países competidores en el Tratado de Libre Comercio registran datos muy superiores, por ejemplo EUA tiene 9.1 y Canadá 10.7. En este apartado, la OCDE publica un promedio de 7.2 investigadores por cada 1000 habitantes de PEA.
En cuanto a número de artículos publicados, en el año 2012, México reportó 10,181, muy inferior a los 56,454 artículos que publicó Canadá; a los 355,072 de EUA; a los 50,482 de España y a los 35,042 de Brasil.
Aunado a esta situación, en el año 2012 en México se solicitaron 16,606 patentes, lo lamentable es que tan solo 1,292 (8.4%) fueron solicitantes mexicanos, mientras que 15,314 (91.6 %) fueron extranjeros.
En Sinaloa no andamos mejor que lo que sucede a nivel nacional. En el Presupuesto de Egresos 2014, se aprobó solamente la cantidad de 180, 104,593 pesos para el rubro de ciencia y tecnología, lo que representa el 0.05 % del PIB estatal, o visto de otra forma, el 0.45% del presupuesto estatal 2014.
El panorama que se presenta actualmente en nuestro estado no es alentador: más de 700 mil sinaloenses están en rezago educativo; alrededor de 100 mil no saben leer ni escribir; casi 300 mil no terminaron la primaria y aproximadamente 400 mil no terminaron la secundaria.
Sin duda se requiere tener indicadores más fuertes en el área de educación, pues competimos con países más preparados en este aspecto. Por ejemplo, México tiene un promedio de escolaridad de 9 años, según datos de la SEP, mientras que los países que participan en el Tratado del Libre Comercio - Estados Unidos y Canadá-, tienen un promedio de escolaridad superior al de 13 años. Estas cifras nos obligan a analizar sus fortalezas y a subsanar nuestras carencias.
México acaba de aprobar una reforma educativa, ahora falta concretarla y ése es el principal reto que debemos afrontar en este momento, a pesar de las serias dificultades que se presentan. El centro de interés de esta reciente ley aprobada fue la calidad educativa, sin embargo, para que sea una realidad, es necesario resolver los problemas que se viven actualmente en el contexto nacional y asumir la educación como una política prioritaria para asegurar el progreso económico, científico y cultural, pues un país sin educación no tiene futuro.
