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¿Quiénes te provocan Tristeza, Felicidad, Ira, Desprecio, Sorpresa, Asco, o Miedo?...

Por Ernesto Alonso López / CriticaPolitica.MX

correo@ernestoperiodista.com / ernestoalonsolopez.com

¿Qué sentimientos le provocas a tus electores?... ¿Ya te diste cuenta de sus caras?... ¿Qué dicen sus rostros cuando les hablas?... ¿Tristeza, Felicidad, Ira, Desprecio, Sorpresa, Asco, o Miedo?... ¿O una mezcla de algo y de todo?... Son las emociones humanas básicas. Ahí van de nuevo: Tristeza, Felicidad, Ira, Desprecio, Sorpresa, Asco, y Miedo.

El psicólogo Paul Ekman, es el responsable de esta clasificación y sabe lo que dice, porque es considerado uno de los 100 psicólogos más notables del siglo 20. Así es. Sabe lo que afirma. Toda su trayectoria profesional la ha dedicado al estudio de las emociones y la expresión facial de ellas.

¿Qué afinidad y qué diferencia tienen el Dr. Ekman y tus posibles electores?... Simple. La gran mayoría de los que votan no son científicos, pero el doctor es tan humano como los que acuden a votar.

Los humanos somos racionales, se afirma constantemente, pero esclavos de nuestros sentimientos. No se van. Siempre están ahí. Incluso aun cuando se trata de ser muy racional.
¿Recuerdas la última vez que acudiste a votar?... ¿Cómo te sentías antes de votar, en la mesa de votación y luego de que votaste?... ¿Ah, no fuiste a votar?... ¿Por qué?...

La política, para el votante en general, tiene todo con relación a sentimientos que giran alrededor de Tristeza, Felicidad, Ira, Desprecio, Sorpresa, Asco, o Miedo... Las emociones son reacciones de la mente y del cuerpo. Las emociones nos ayudan a adaptar nuestra actitud frente a un objeto, persona, lugar, suceso, o recuerdo.

Uno de estos sentimientos de supervivencia es el miedo. Quizás es el que nos ha mantenido vivos, como especie, durante cientos de años.

El miedo, con respecto a la política, aparece cuando anticipamos que un candidato resulta una amenaza, que pondría en peligro nuestro bienestar y produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad. En tanto, la felicidad la relacionamos con candidatos que nos hacen sentir alegres, euforia, contentos; dan una sensación de bienestar y de seguridad. En cambio, hay políticos que se desconectan tanto de los ciudadanos y la realidad cotidiana, que provocan rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad. Incluso hay ciudadanos que no los soportan y sobreviene el desprecio, que es el rechazo abierto hacia aquellos políticos que nos producen disgusto. Si el disgusto sobrepasa los límites de nuestra escala de valores personales, lo que sentimos es un profundo asco que genera, incluso, reacciones físicas violentas, por el fuerte desagrado y disgusto que provocan ese tipo de candidatos, comparados con recuerdos de excrementos, materiales pútridos, u olores repugnantes como el huevo podrido. Espero, sinceramente, que nunca provoque estos sentimientos tan infortunados.

No todo está perdido hasta aquí. Usted, todavía tiene la oportunidad de causar sorpresa. La sorpresa es una emoción breve, resultado de algo que no esperaba. Por sí misma, la sorpresa no dice nada en realidad, porque inmediatamente después de la sorpresa vendrán sólo dos respuestas emocionales a un mensaje suyo, como candidato. La primera: que usted inspire sentimientos cercanos al miedo, la ira, la tristeza, el desprecio o, de plano, el asco. O la segunda: que usted inspire en los ciudadanos sentimientos cercanos a la felicidad, relacionados con alegría o euforia; les haga sentir contentos, seguros de su futuro y perciban que si votan por usted, les dará el bienestar que tanto les han prometido y se frustró. O que con usted, el estado de bienestar social que los ciudadanos perciben continuará con su gestión popular. Usted sólo tiene una oportunidad para dar la sorpresa y que esa sorpresa sea agradable al votante.

Los políticos, obvio, son humanos y productos de la cultura y el contexto social en que viven. Los ciudadanos los analizan de manera totalmente subjetiva. No, de forma científica, en casi todos los casos. La subjetividad es percepción, argumentos y lenguaje, que se basan en el punto de vista del ciudadano, y que es influido por sus propios intereses y deseos particulares. La gran mayoría de los votantes son subjetivos con respecto a lo que el político le presenta y esto le produce cualquiera de los sentimientos de lo que ya hemos hablado. Estos sentimientos crean estados afectivos y orgánicos hacia el candidato, lo que le hará ir a votar a favor de él, en su contra, o ni se tomará la molestia de ir a la urna. Los sentimientos que despierta un candidato son vitales a la hora de que los ciudadanos resuelven su voto. ¿Ya sabe usted qué sentimientos provoca en las personas a las que les pide su voto?... ¿De veras?... ¿Ya se fijó en sus rostros?...

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